viernes, 25 de septiembre de 2015

LAS TEORÍAS SOCIALES



Por Le Sage

Tema del M4













 UN ESTUDIO METODOLÓGICO DE LA SOCIEDAD

 

La sociología es una disciplina que forma parte de las llamadas ciencias sociales. Su área de estudio comprende a todos los fenómenos  surgidos a partir de la asociación de los hombres en determinados puntos geográficos y marcos temporales. Pretende ser entonces una ciencia con enfoque en la realidad social- la sociedad y los individuos que la conforman- para analizarla e interpretarla. Y través de los tiempos, diferentes estudiosos han formado escuelas para ofrecer su muy particular versión acerca de lo que significa la sociedad y todas las manifestaciones relacionadas íntimamente con ella.

En esta entrada repasaremos algunas de las más importantes  teorías acerca del fenómeno social, las cuales    varían notablemente según la  óptica y metodología  del investigador de que se trate. Sería interesante que al final de este texto realizaras un cuadro comparativo que te permita confrontar estas visiones y extraer tus propias conclusiones.



I. EL POSITIVISMO

No hay orden sin progreso, ni progreso sin orden.
Comte

Se atribuye al francés Augusto Comte la paternidad de la sociología, pues fue el primer pensador en emplear este término para aludir al estudio científico de la sociedad (antes había considerado nombrarla como física social). Comte fue asimismo el fundador de un sistema filosófico conocido como positivismo (positivo significa cierto o real), el cual consiste esencialmente en tomar como válido únicamente al conocimiento científico que se ha obtenido por vía de la verificación experimental de los hechos. El galo insistía en que era posible aplicar al estudio de las ciencias sociales  el mismo sistema que resulta válido para las ciencias naturales.

La Ley de los tres Estados


 Comte realizó el análisis tanto de la realidad social como de la natural de los seres humanos, y encontró que existía un proceso de evolución en las concepciones de los hombres, desde cosmovisiones primitivas y supersticiosas hasta sistemas de pensamiento que engloban la comprensión objetiva del mundo. De ahí reconoció que había un  principio que regía este desarrollo: la Ley de los tres Estados (o estadios).

  1.  ESTADO TEOLÓGICO
  2.  ESTADO METAFÍSICO
  3.  ESTADO POSITIVO

La humanidad comenzó su evolución social con un estado primitivo denominado  teológico o ficticio. Este grado tiene una clara similitud con el pensamiento infantil, pues en él se atribuye buena parte de los fenómenos naturales y sociales a la intervención de agentes mágicos o imaginarios: objetos, dioses, duendes, demonios, etc. Si tronaba, por ejemplo, era porque un dios hacía sonar un martillo sobre un yunque; si temblaba,  porque otra divinidad se sacudía, y si algunos pueblos caían en desgracia o  eran aniquilados se debía que a habían  sido infieles a su creador, etc. Comte distingue a su vez tres grados  evolutivos del estadio teológico: fetichismo (animación de los objetos), idolatríapoliteísmo y monoteísmo.


Históricamente, el Estado teológico tendría correspondencia con el periodo que va desde el origen la sociedad humana hasta la Edad Media.

Viene despues el Estado metafísico o abstracto. El monoteísmo de la etapa anterior resultó ser  una síntesis útil que preparó  al pensamiento humano para comenzar a especular sobre algunos principios generales que podrían  sustituir a las divinidades arcaicas, y explicar la realidad: sustancia, cualidad, finalidad, relación. Se habla también de fuerzas o principios no definidos  que serían los motores principales de los fenómenos.



En la historia tendría su precedente en el pensamiento clásico de los griegos, y alcanzaría su apogeo en la época que va desde el Renacimiento hasta el estallido de la Revolución francesa.


Por último, se llega al Estado positivo o científico. Este representa para Comte el punto en que se  alcanza finalmente la madurez del pensamiento humano. Se renuncia expresamente a buscar las causas de los fenómenos sociales y naturales en principios abstractos; se recurre en su lugar a la invocación de leyes científicas que han sido ratificadas por la experiencia y un cuidadoso raciocinio. Solo aquello que es comprobado entonces por los hechos y es acorde con la mentalidad científica, se acepta como válido; se rechaza todo tipo de especulación metafísica.



Para el pensador francés, tal estadio coincidiría con el triunfo de los principios de la Revolución francesa, y se extendería en el tiempo, pues la visión filosófica del positivismo era optimista y de fe en el progreso y orden que aportaría  a la humanidad la victoria final de esta mentalidad.




II. EL FUNCIONALISMO

La primera regla, la más elemental, es considerar a los hechos sociales como cosas.
Durkheim 


El también francés Emilio Durkheim es uno de los máximos exponentes de una segunda corriente sociológica  que pretende explicarnos los fenómenos sociales: el funcionalismo. Siguiendo la tendencia positivista de Comte, el funcionalismo de Durkheim estima  que a los fenómenos sociales se les debe aplicar una metodología de estudio tan rigurosa como la empleada con los fenómenos naturales.  Y la sociología para él viene a ser entonces "la ciencia de los hechos sociales", independiente de cualquier otra disciplina, como la sicología o la filosofía.
Los hechos  sociales en sí mismos son  pensados por Durkheim como objetos o "cosas" (choses)  que deben ser separadas del grupo de individuos para su análisis, y consisten en  maneras de actuar, pensar y sentir que son externas al individuo y están dotadas de un poder de coerción por el que se imponen en él. Algunos de estos "hechos sociales" son la moral, la religión y el derecho. Entonces, los  hechos mencionados trascienden al sujeto, pues son anteriores a él  en el tiempo  e incluso le  sobreviven. Y se considera que son interiorizados en el individuo por medio de la educación que este recibe. Su poder de sujeción es tan grande porque los miembros de la sociedad se exponen a la reprobación y rechazo  de esta si no actúan conforme a ellos.

 

La noción de estructura orgánica de la sociedad




El enfoque de Durkheim es funcionalista y contempla a la sociedad como un cuerpo integrado por normas e  instituciones que deben trabajar apropiadamente para que el organismo completo goce de "salud" (equilibrio social). Como cada institución social  se asemeja a un órgano interconectado con otros, el que uno de dichos órganos deje de funcionar o no lo haga de modo correcto, amenaza con corromper o colapsar al cuerpo social entero.

 

La división del trabajo social

 

Uno de los puntos más interesantes de la visión social de Durkheim consiste en afirmar que el motor de los cambios sociales radica en la creación de nuevas ramas del trabajo social.


Durkheim aseveraba que un solo valor posibilita la unión o cohesión de la sociedad: la solidaridad.  Existen dos tipos de ella relacionados con las diferentes etapas de la evolución social: la solidaridad mecánica y solidaridad orgánica.  

La solidaridad mecánica surge de la llamada "conciencia colectiva" (creencias y nociones morales en común) y  se asocia a las formas más primitivas de organización social donde en la práctica no existe la especialización en el  trabajo, y los individuos se diferencian muy poco los unos de los otros. En este contexto los vínculos de clase y la identificación son fuertes, por lo que no se dan los conflictos de gravedad entre los particulares. En cambio la denominada solidaridad orgánica es un hecho presente en las sociedades modernas en las que la conciencia colectiva ha perdido fuerza, y la unión de sus miembros se establece más por interés o necesidad que por un auténtico sentimiento social, pues en una comunidad así los individuos han desarrollado un grado de particularización tal que solo un conjunto de personas desempeña determinadas tareas que son vitales para el resto del grupo. Todos requerimos, por ejemplo, de un médico, un abogado, un transportista,  etc.




Pero hay veces en que pese a la solidaridad orgánica del conglomerado moderno, la vida corre tan rápido y  surgen nuevas profesiones a un ritmo tan vertiginoso, que los individuos pueden llegar a considerar que se encuentran  al margen de cualquier grupo social, y que su labor es vacía y carente de sentido. A esta patología social Durkheim la llama anomía, y representa una ausencia total de solidaridad social.




III. EL MARXISMO



Este nuevo enfoque social es  conocido también como Materialismo Histórico, que trata de la interpretación de la realidad de las sociedades con base en las condiciones materiales y económicas de los hombres. Fue propuesto por el filósofo alemán Karl Marx.

                   
 La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.
                   Carlos Marx

Para poder entender esta visión social del mundo, debemos conocer antes algunos conceptos básicos del marxismo.



LAS CLASES SOCIALES


La sociedad como la entendemos no es en modo alguno una organización homogénea de individuos con las mismas condiciones materiales. Vemos, desde luego, a quienes poseen abundancia de medios económicos y ostentan poder y llevan cierto estilo de vida, agruparse en una categoría "superior"; luego a aquellos que trabajan o desempeñan un oficio o profesión y no se puede decir que se encuentren en situación precaria, pero tampoco en una de privilegio, en otra posición media; y finalmente quienes viven con escasos recursos económicos, o bien  carecen de ellos, en la parte inferior.





EL MODO DE PRODUCCIÓN



Este concepto se refiere a que cada sociedad a lo largo de la historia ha tenido una manera específica de producir los bienes y servicios que ha requerido su economía para funcionar. Algunos pueblos antiguos utilizaron, por ejemplo, la fuerza de trabajo de los esclavos; en la Edad Media se dio el feudalismo, sistema que consistía en hombres llamados siervos que trabajaban sin salario las tierras de un señor noble a cambio de protección y alimento; y en las sociedades industrializadas modernas se habla de obreros asalariados que fabrican los productos y mercancías que precisa nuestra economía.



LAS FUERZAS DE PRODUCCIÓN



Para el Marxismo se trata del conjunto de todos los agentes que han intervenido en el proceso de producción a lo largo de la historia, en cada periodo determinado: Desde los recursos naturales, como agua, madera de bosques, carbón, petróleo; pasando por los conocimientos técnicos; hasta la aplicación de la fuerza humana, o el empleo de nuevas tecnologías y maquinaria en el trabajo productivo



LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN


Podemos entenderlas dentro del Marxismo como el conjunto de relaciones que se establecen entre los hombres durante el proceso de producción para cada periodo histórico. Pueden ser laborales entre los agentes de producción, como las de subordinación a una autoridad o patrón; o de participación social en el trabajo productivo.






Una vez que hemos entendido las anteriores definiciones, estamos preparados para asimilar alguna afirmaciones esenciales de esta teoría social.


La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es una historia de lucha de clases (Los más ricos o propietarios de los medios de producción contra los que no poseen dichos medios).

  • El modo de producción se conforma como una suma de las fuerzas de producción y de las relaciones sociales de producción.


La sociedad capitalista está conformada por:

La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados).


La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica, que no trabaja, y la pequeña burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños comerciantes, empleados o profesionistas.


Para el Marxismo, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado, la estructura económica sería producto de «la asociación de los productores libres», y la producción y distribución de los bienes se efectuaría según el criterio «de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según sus necesidades».  


IV. LA TEORÍA COMPRENSIVA

La sociología es una ciencia que pretende entender interpretando la acción social para, de esa manera, explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.
                    Max Weber


El alemán Max Weber es el mayor representante de una nueva tendencia de explicación social diametralmente opuesta  a los enfoques cientificistas del positivismo y el funcionalismo, y a la visión materialista del marxismo. Para Weber el punto de partida fundamental del método sociológico ha de ser el análisis e interpretación del comportamiento humano individual, y de las acciones que los agentes sociales llevan a cabo influidos por valores o motivaciones subjetivas. Es decir  que no debemos buscar las causas de los fenómenos sociales en estructuras  objetivas y externas, sino en la parte más íntima de los seres humanos, ahí donde afloran las razones de todos sus actos.



Weber enfatizó que el contexto sociocultural es determinante de todo tipo de conocimiento. Y creó una singular teoría de "los tipos ideales" para indicarnos cómo se puede construir arquetipos para comprender nuestra realidad.


También  sostenía (como bien lo señala Giddens)   que la ideología y los valores  de un contexto sociocultural específico son detonantes de los grandes cambios sociales. Al realizar estudios comparativos entre  credos  de diversas épocas y latitudes, encontró que había una correlación entre las ideas religiosas y algunos sistemas de producción. A título de ejemplo, es notable la vinculación que estableció entre los principios éticos del  protestantismo  y la Revolución industrial y el capitalismo.

El sociólogo alemán piensa asimismo que dentro del sistema capitalista existe una fuerte Organización presidida por el concepto de burocracia, el cual significa para Weber una forma de organización social, política y económica, que a su juicio constituye el instrumento fundamental del progreso social en el mundo occidental. Para este autor es un ejemplo supremo de racionalidad en las relaciones sociales, de manera que burocracia y eficacia son para él casi sinónimas (Rafael Alhama, Nuevas formas organizativas).

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 V. LA TEORÍA CRÍTICA

La acción comunicativa es una interacción mediada por símbolos.
                    Jürgen Habermas
 
El siglo XX vio surgir en Alemania a la llamada Escuela de Frankfurt, la cual agrupaba a una serie de pensadores de izquierda con fuertes influencias del marxismo, pero quienes ante una serie de eventos históricos que parecían contradecir las afirmaciones de Marx acerca del capitalismo y la revolución de la clase proletaria, comenzaron a poner en entredicho los supuestos del materialismo histórico. De tal círculo intelectual surgiría la llamada Teoría Crítica, un esfuerzo por purgar al  marxismo de todos sus errores metodológicos y señalar con ello  a las ciencias sociales una nueva senda con la incorporación de las ideas del subconsciente de Freud, y las del gran filósofo alemán Kant.

 
La teoría de la acción comunicativa: Habermas

 

Jürgen Habermas fue un filósofo social adscrito a la Teoría Crítica que nos presentó una novedosa visión  interpretativa de la sociedad: la Acción Comunicativa, la cual se refiere a la interacción de al menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extraverbales) entablan una relación interpersonal.

Por principio, Habermas piensa  a la sociedad humana como estructurada por una compleja red de sistemas donde los individuos son libres para elegir una línea de acción; pero lo harán respetando algunos conceptos predefinidos.

Luego, considera que el hecho del lenguaje es la base sin la cual no sería posible ningún tipo de actividad intelectual,  o social humana. Y el mismo lenguaje operará siempre bajo algunos imperativos si pretende ser el vehículo de la auténtica comunicación entre los hombres:


  1.  INTELIGIBILIDAD: el mensaje debe ser claro y entendible para los demás.
  2.  VERDAD:  lo que se expresa debe ajustarse al contenido objetivo de la realidad.
  3.   RECTITUD: los hablantes entablarán el diálogo ateniéndose a ciertas reglas establecidas y aceptadas por el consenso general.
  4.  VERACIDAD: lo que los hablantes declaren debe corresponder a lo que piensen en realidad. Toda falta a la verdad imposibilitará la comunicación.
Sin embargo en la práctica la comunicación puede no estar funcionando  bien, ya sea porque algunos hablantes ejercen - abierta o veladamente- su poder o influencia para tratar de imponer sus opiniones a los demás sin la debida base argumental; o debido a que se intenta cimentar el diálogo sobre conceptos falsos o equívocos que violan los ya mencionados acuerdos del lenguaje.


Ante tal situación anómala que genera malentendidos, Habermas sugiere recurrir al diálogo argumentativo (lo llama discurso) como medio para conciliar las diferentes posturas y restablecer la genuina comunicación.

Sobre la base de un lenguaje   que permita el correcto intercambio de la información, de modo que todos los individuos posean iguales oportunidades de participar y expresar su opinión en un diálogo cuya finalidad es  alcanzar acuerdos; Habermas estima que es posible fundar toda una moral y una política, y en suma una sociedad que pueda transitar por la senda del progreso.

 

 



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