Por Herr Doktor
Tema del M1
Todos nos hemos enfrentado en algunos momentos de nuestras vidas con una disyuntiva ante la cual debemos optar por la mejor solución, pues de una acertada elección pudiera depender acaso nuestro futuro, o el de otras personas dependientes nuestras. Algunos hemos encarado este reto con grandes temores y ansiedades; otros, con seguridad y confianza.
Existe al respecto una propuesta muy interesante del psicóanalista estadounidense Erik Erikson, discípulo de Freud, quien nos ofreció una teoría de desarrollo de la personalidad a la que llamó teoría psicosocial.
En ella Erikson contempla al individuo como un ente en constante evolución que va edificando su personalidad por etapas, 8 en total, en cada una de las cuales deberá confrontar un dilema específico. De cómo la persona lo resuelva, en el sentido positivo o negativo, dependerá la manera en que posteriormente se relacionará con su entorno y sus semejantes. Un éxito en la superación del conflicto de cada fase dará por resultado un ser con una personalidad sana y bien adaptada socialmente; mientras que el fracaso en esta tarea producirá precisamente lo contrario. Existe, sin embargo, la posibilidad de resolver a futuro alguna etapa fallida por medio de la terapia adecuada.
Veamos ahora cada una de estas etapas con sus respectivos enfrentamientos.
Valores a afirmar: Seguridad y fe
En los primeros meses de su existencia, el individuo es dependiente en todo de la madre para satisfacer sus necesidades primordiales: alimentación, protección y afecto, entre otras. El vínculo con ella es por consiguiente muy fuerte, y habrá una muy marcada sensibilidad del pequeño ante cualquier experiencia que signifique para él la frustración.
El reto para el bebé será desarrollar un sentimiendo de seguridad emocional y aceptación de sí mismo. Si resuelve positivamente la etapa, el niño será optimista, y aun ante las mayores dificultades mantendrá siempre la esperanza, y se fiará de otros sin demasiadas reservas.
Crisis: depresión, mala percepción, paranoia
Pero si ocurre lo contrario, es muy probable que vaya formándose en él la idea de que "el mundo es malo y no se puede esperar nada bueno de la gente." Su personalidad podría presentar cuadros depresivos, paranoicos, o incluso psicóticos.
La segunda etapa corresponde al llamado estadio anal-muscular ("control de pipi y popo" y desarrollo muscular) de la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 3-4 años de edad.
A partir de esta etapa el niño comienza a cobrar conciencia de su Yo, y a desligarse un poco de los padres afirmando su propia voluntad.
El desafío presente para el niño en está fase es el de manifestar por primera vez su independencia, aunque lo haga con cierta dosis de pena y titubeos. Si los responsables de la formación del niño en esta etapa proceden acertadamente, dejaran que este explore y manipule su medio "libremente". Mas esto no significa que dejarán que el infante "haga lo que quiera", sino más bien que se le alentará a seguir los impulsos de su naciente voluntad sin presionarlo ni frenarlo demasiado, siempre con un sano equilibrio entre esa voluntad y la vergüenza. Esto dará por resultado un individuo con un buen autocontrol y sana autoestima, que realiza algunas tareas por sí mismo sin temores. Su voluntad se afirmará entonces sin problemas.
Crisis: impulsividad y compulsión
Del lado opuesto, si ocurre que los tutores intervienen demasiado en los tanteos de la voluntad del pequeño, este podría llegar a pensar que no es capaz de realizar las cosas solo. Y un exceso de vergüenza y duda podría llevar al niño a desarrollar un mal compulsivo, pues sentirá que "todo debe hacerse de modo perfecto" y que no le está permitido equivocarse de ningún modo. Pero otorgar al infante una libertad sin restricciones puede hacer de él un ser impulsivo sin el freno de la vergüenza, lo que podría desarrollar en él la irreflexión de sus actos.
Valores a afirmar: Propósito y coraje
Es típicamente la etapa en que los pequeños comienzan a explorar el mundo por medio de su imaginación, construyen juegos, incrementan sus capacidades de lenguaje, se vuelven mucho más dinámicos y activos, formulan preguntas y se centran de modo lúdico en su genitalidad para afirmar sus roles de género.
La prueba a vencer en esta fase para el niño es la de aprender a mostrar su iniciativa sin experimentar sentimientos de culpa exagerados. La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil.
Si el niño logra un buen equilibrio en esta fase, se encontrará bien encaminado; contará con la virtud de un propósito, y valor para enfrentar las adversidades y superar los obstáculos.
Crisis: Crueldad e inhibición
Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia maladaptativa que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma en cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía.
Peor para el sujeto es la malignidad de culpa exagerada,
lo cual Erikson llama inhibición. La persona inhibida no probará cosa
alguna, ya que “si no hay aventura, nada se pierde” y particularmente,
nada de lo que sentirse culpable.Veamos ahora cada una de estas etapas con sus respectivos enfrentamientos.
1. CONFIANZA BÁSICA VS DESCONFIANZA (NACIMIENTO HASTA LOS 18 MESES).
Valores a afirmar: Seguridad y fe
En los primeros meses de su existencia, el individuo es dependiente en todo de la madre para satisfacer sus necesidades primordiales: alimentación, protección y afecto, entre otras. El vínculo con ella es por consiguiente muy fuerte, y habrá una muy marcada sensibilidad del pequeño ante cualquier experiencia que signifique para él la frustración.
El reto para el bebé será desarrollar un sentimiendo de seguridad emocional y aceptación de sí mismo. Si resuelve positivamente la etapa, el niño será optimista, y aun ante las mayores dificultades mantendrá siempre la esperanza, y se fiará de otros sin demasiadas reservas.
Crisis: depresión, mala percepción, paranoia
Pero si ocurre lo contrario, es muy probable que vaya formándose en él la idea de que "el mundo es malo y no se puede esperar nada bueno de la gente." Su personalidad podría presentar cuadros depresivos, paranoicos, o incluso psicóticos.
2. AUTONOMÍA VS VERGÜENZA Y DUDA (18 MESES A 3 AÑOS)
Valores a afirmar: Autonomía y determinación
La segunda etapa corresponde al llamado estadio anal-muscular ("control de pipi y popo" y desarrollo muscular) de la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 3-4 años de edad.
A partir de esta etapa el niño comienza a cobrar conciencia de su Yo, y a desligarse un poco de los padres afirmando su propia voluntad.
El desafío presente para el niño en está fase es el de manifestar por primera vez su independencia, aunque lo haga con cierta dosis de pena y titubeos. Si los responsables de la formación del niño en esta etapa proceden acertadamente, dejaran que este explore y manipule su medio "libremente". Mas esto no significa que dejarán que el infante "haga lo que quiera", sino más bien que se le alentará a seguir los impulsos de su naciente voluntad sin presionarlo ni frenarlo demasiado, siempre con un sano equilibrio entre esa voluntad y la vergüenza. Esto dará por resultado un individuo con un buen autocontrol y sana autoestima, que realiza algunas tareas por sí mismo sin temores. Su voluntad se afirmará entonces sin problemas.
Crisis: impulsividad y compulsión
Del lado opuesto, si ocurre que los tutores intervienen demasiado en los tanteos de la voluntad del pequeño, este podría llegar a pensar que no es capaz de realizar las cosas solo. Y un exceso de vergüenza y duda podría llevar al niño a desarrollar un mal compulsivo, pues sentirá que "todo debe hacerse de modo perfecto" y que no le está permitido equivocarse de ningún modo. Pero otorgar al infante una libertad sin restricciones puede hacer de él un ser impulsivo sin el freno de la vergüenza, lo que podría desarrollar en él la irreflexión de sus actos.
3. INICIATIVA VS CULPA (3 A 5 AÑOS)
Valores a afirmar: Propósito y coraje
Es típicamente la etapa en que los pequeños comienzan a explorar el mundo por medio de su imaginación, construyen juegos, incrementan sus capacidades de lenguaje, se vuelven mucho más dinámicos y activos, formulan preguntas y se centran de modo lúdico en su genitalidad para afirmar sus roles de género.
La prueba a vencer en esta fase para el niño es la de aprender a mostrar su iniciativa sin experimentar sentimientos de culpa exagerados. La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil.
Si el niño logra un buen equilibrio en esta fase, se encontrará bien encaminado; contará con la virtud de un propósito, y valor para enfrentar las adversidades y superar los obstáculos.
Crisis: Crueldad e inhibición
Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia maladaptativa que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma en cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía.
4. LABORIOSIDAD VS INFERIORIDAD (5 A 13 AÑOS)
Valor a afirmar: competitividad
Es la etapa característica en que los niños deben conseguir el aprendizaje efectivo de nuevas habilidades para integrarse a su entorno social de manera productiva. El pequeño comienza entonces su instrucción y está ávido de realizar actividades junto con sus camaradas, y de planear otras dinámicas. La imaginación desbordante se doma en esta fase; el infante aprende que los juegos también tienen su reglas.
El reto presente aquí es entonces demostrar que se es capaz de dominar destrezas, que se conocen las reglas de todos los procedimientos, y la manera de tener éxito en lo que se realice.
El niño que supera correctamente esta etapa se ha visto bien estimulado y reconocido por su ambiente social (padres, amigos y maestros) en su sentido de la laboriosidad. Sabe conservar la humildad aun ante los mayores logros; y evitar el sentimiento de inferioridad frente a los fracasos, pues no ignora que siempre es posible volver a intentar las cosas que han salido mal.
Crisis: virtuosidad dirigida e inercia
Una actitud demasiado laboriosa puede llevar a la tendencia maladaptativa de
virtuosidad dirigida. Esta conducta la vemos en niños a los que no se les
permite "ser niños"; aquellos cuyos padres o profesores empujan en un área de
competencia, sin permitir el desarrollo de intereses más amplios. Estos son los
niños sin vida infantil: niños actores, niños atletas, niños músicos, niños
prodigio en definitiva. Todos nosotros admiramos su laboriosidad, pero si nos
acercamos más, todo ello se sustenta en una vida vacía.
Sin embargo, la malignidad más común es la llamada inercia. Esto
incluye a todos aquellos de nosotros que poseemos un "complejo de inferioridad". Si a la primera no logramos el éxito, ¡no volvamos a
intentarlo!. Por ejemplo, a muchos de nosotros no nos ha ido bien en
matemáticas, entonces nos morimos antes de asistir a otra clase de matemáticas.
Otros fueron humillados en el gimnasio, entonces nunca harán ningún deporte o ni
siquiera jugarán al raquetball. Otros nunca desarrollaron habilidades sociales
(la más importante de todas), entonces nunca saldran a la vida pública. Se
vuelven seres inertes.
5. BÚSQUEDA DE IDENTIDAD VS DIFUSIÓN DE IDENTIDAD (13-20 AÑOS, APROX.)
Esta etapa se corresponde con la pubertad y la adolescencia. Es la típica edad "difícil" o "de la cosquilla"(primeros escarceos sexuales), de la rebeldía y de crisis de valores, así como la búsqeda de una identidad.
Valor a afirmar: Lealtad
La tarea primordial del joven
es lograr la identidad del Yo y evitar la confusión de roles. Esta
fue la etapa que más interesó a Erikson y los patrones observados en los chicos
de esta edad constituyeron las bases a partir de la cuales el autor
desarrollaría todas las otras etapas.
La identidad del Yo quiere decir que el joven debe entender quién es él y cuál es su función dentro de la sociedad (rol). El desafío presente para él en esta fase es entonces el de lograr consolidar a partir de todo lo previamente aprendido y de los modelos que le ofrezca su sociedad, una imagen unitaria que la comunidad acepte y valore.
Hay cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una
corriente cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos modelos
de roles adultos y líneas abiertas de comunicación. Además, la sociedad debe proporcionar algunos "ritos de iniciación" bien definidos que señalen el paso del niño a un estado de madurez aceptado.
Si el joven iniciado logra resolver esta etapa favorablemente, entonces contará con la virtud que Erikson denomina fidelidad. Esta implica un acuerdo para vivir según las normas y valores de la sociedad, aun cuando pudiesen no ser los mejores a seguir. Pues se supone que aunque dicha comunidad sea imperfecta, el joven ha encontrado ya su sitio en ella, y puede estar dispuesto a contribuir a su mejoramiento.
Crisis: Repudio y fanatismo
Si los ritos anteriores fallan, el joven se embarca en una confusión de roles, lo que significa
que no sabrá cuál es su lugar en la sociedad y en el mundo. Erikson dice
que cuando un adolescente pasa por una confusión de roles, está sufriendo una
crisis de identidad. De hecho, una pregunta muy común de los adolescentes en
nuestra sociedad es "¿Quién soy?".
La falta de identidad del adolescente es un problema bastante serio. Erikson se refiere a este rasgo patológico como repudio. Los adolescentes aquejados de él rechazan al mundo adulto y a la sociedad entera, así como todas las bases éticas y legales sobre las que esta se ha fundado. Esta carencia de una identidad puede propiciar que se adhieran con facilidad a actividades destructivas: alcoholismo y drogas; o criminales: sicarios o ladrones. O se sumen a grupos de inadaptados sociales. Total, después de todo ser malo o no ser nadie es mejor que no saber quién soy, piensan.
Por el contrario, hay un problema cuando se adquiere en exceso esta "identidad del Yo". Pues cuando una persona está tan comprometida con un rol particular de la sociedad o de una subcultura, no queda espacio suficiente para la tolerancia. Erikson llama a esta tendencia maladaptativa fanatismo. Un fanático cree que su forma es la única que existe. Por descontado está que los adolescentes son conocidos por su idealismo y por su tendencia a ver las cosas en blanco o negro. Éstos envuelven a otros alrededor de ellos, promocionando sus estilos de vida y creencias sin importarles el derecho de los demás a estar en desacuerdo.
6. INTIMIDAD VS AISLAMIENTO (20-27 AÑOS, APROX.)
Es la fase que podemos considerar como de "adultez temprana". Los límites de edad no son tan claros como los de las etapas infantiles, pero podemos decir razonablemente que abarcaría de la mayoría de edad legal en México hasta los albores de los treinta.
Virtud a alcanzar: Amor
El joven adulto debe enfrentarse al logro de cierto grado de intimidad frente a una tendencia al aislamiento.
La intimidad representa el poder acercarse sin temores a otros seres humanos, estableciendo relaciones afectivas o amistosas duraderas con ellos. Como se supone que a estas alturas ya debe de estar superado el conflicto identidad-difusión de identidad, no hay razón para que exista algo parecido a "el miedo al compromiso". En esta etapa el individuo adulto maduro sabe sin género de duda que puede entregar su corazón a otros seres sin vacilaciones, porque los ha tratado y conocido bien, y conoce que al establecer vínculos emotivos con ellos se enfrenta a otras individualidades sin jamás perder la esencia de su propio Yo.
Si atravesamos con éxito esta etapa, llevaremos con nosotros esa virtud o
fuerza psicosocial que Erikson llama amor. Dentro de este contexto
teórico, el amor se refiere a esa habilidad para alejar las diferencias y los
antagonismos a través de una "mutualidad de devoción". Incluye no solamente el
amor que compartimos en un buen matrimonio o relación de pareja, sino también el amor entre amigos, vecinos, a ciertos lugares y profesiones, etc.
Crisis: Promiscuidad y exclusión
La tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad, se refiere
particularmente a volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin apenas
esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta tendencia se
puede dar tanto con tu pareja, como con amigos, compañeros y vecinos.
La exclusión es la tendencia maligna de aislamiento máximo. La persona
se aísla de sus seres queridos o parejas, amigos y vecinos, desarrollando como
compensación un sentimiento constante de cierta rabia o irritabilidad que le
sirve de compañía.
7. PRODUCTIVIDAD (GENERATIVIDAD) VS ESTANCAMIENTO (30-50 AÑOS, APROX.)
Es el periodo de la adultez media. Puede coincidir con el tiempo dedicado al cuidado y crianza de la descendencia.
Conflicto presente: La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento.
Valor a lograr: cuidado
Si atravesamos esta etapa con éxito, desarrollaremos una capacidad importante para cuidar que nos servirá a lo largo del resto de nuestra vida.
La productividad se entiende aquí como una proyección a futuro del valor de amor de la etapa previa; pero a diferencia de este que lleva de hecho algunas connotaciones egoístas, la productividad no busca la satisfacción de ningún anhelo personal, es puramente desinteresada pues ¿qué interés podría haber en la labor de cuidar, formar y proteger a los hijos?
Aunque la mayoría de las personas ponen en práctica la productividad teniendo
y criando los hijos, existen otras maneras también. Erikson considera que la
enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el activismo
social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que
llene esa "vieja necesidad de ser necesitado".
Crisis: Sobreextensión y rechazo
Por estancamiento, en cambio, Erikson entiende una actitud opuesta a la productividad, es decir el no ocuparse de nada ni de nadie. La
persona estancada deja de ser un miembro productivo de la sociedad.
Es bastante
difícil imaginarse que uno tenga algún tipo de estancamiento en nuestras vidas,
tal y como ilustra la tendencia maladaptativa que Erikson llama
sobreextensión. Algunas personas tratan de ser tan productivas que llega
un momento en que no se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para
relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a
la sociedad. Estoy seguro de que todos ustedes conocerán a alguien inmerso en un
sinnúmero de actividades o causas; o tratan da tomar todas las clases posibles o
mantener tantos trabajos…Al final, no tienen ni siquiera tiempo para hacer
ninguna de estas actividades.
Más obvia todavía resulta la tendencia maligna de rechazo, lo que
supone muy poca productividad y bastante estancamiento, lo que produce una
mínima participación o contribución a la sociedad. Y desde luego que aquello que
llamamos "el sentido de la vida" es una cuestión de cómo y qué contribuimos o
participamos en la sociedad.
Esta es la etapa de la crisis de la mediana edad. En ocasiones los
hombres y mujeres se preguntan esa interrogante tan terrible y vasta de "¿Qué
estoy haciendo aquí?". Detengámonos un momento a analizar esta pregunta. En vez
de preguntarse por quiénes están haciendo lo que hacen, se preguntan el qué
hacen, dado que la atención recae sobre ellos mismos. Debido al pánico a
envejecer y a no haber logrado las metas ideales que tuvieron cuando jóvenes,
tratan de "recapturar" su juventud. El ejemplo más evidente se percibe en los
hombres. Dejan a sus sufrientes esposas, abandonan sus tediosos trabajos, se
compran ropa de última moda y empiezan a acudir bares de solteros.
Evidentemente, raramente encuentran lo que andan buscando porque sencillamente
están buscando algo equivocado.
8. INTEGRIDAD DEL YO VS DESESPERACIÓN (60 AÑOS EN ADELANTE)
Es el último periodo de la vida, la fase de la adultez avanzada o vejez.
Erikson establece que es bueno llegar a esta
etapa y si no lo logramos es que existieron algunos problemas anteriores que
retrasaron nuestro desarrollo.
Conflicto presente: Aquí es donde es importante alcanzar la integridad del Yo con un mínimo de sentimiento de falta de fe.
La integridad del Yo significa
que la persona consigue sintetizar su vida en un solo bloque con
sentido, y así puede encarar lo inevitable con firmeza. Implica la total
aceptación de lo vivido.
Esta etapa parece ser la más difícil de todas, al
menos desde un punto de vista juvenil. Primero ocurre un distanciamiento social,
desde un sentimiento de inutilidad; todo esto evidentemente en el marco de
nuestra sociedad. Algunos se jubilan de trabajos que han tenido durante muchos
años; otros perciben que su tarea como padres ya ha finalizado y la mayoría
creen que sus aportes ya no son necesarios.
Además existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya
no responde como antes. Las mujeres pasan por la menopausia, algunas de forma
dramática. Los hombres creen que ya "no dan la talla". Surgen enfermedades de la
vejez como artritis, diabetes, problemas cardíacos, problemas relacionados con
el pecho y ovarios y cánceres de próstata. Empiezan los miedos a cuestiones que
uno no había temido nunca, como por ejemplo a un proceso gripal o simplemente a
caerse.
Junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte.
Los amigos mueren; los familiares también. La esposa muere. Es inevitable que
también a uno le toque su turno. Al enfrentarnos a toda esta situación, parece
que todos debemos sentirnos desesperanzados.
Como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar
con el pasado. Después de todo, allí las cosas eran mejores. Algunos se
preocupan por sus fallos; esas malas decisiones que se tomaron y se quejan de
que no tienen ni el tiempo ni la energía para revertirlas (muy diferente a
estadios anteriores). Vemos entonces que algunos ancianos se deprimen, se
vuelven resentidos, paranoides, hipocondríacos o desarrollan patrones
comportamentales de senilidad con o sin explicación biológica.
La persona que afronta la muerte sin miedo tiene la virtud que Erikson llama
sabiduría.
Crisis: presunción y desesperanza
La tendencia maladaptativa del estadio 8 es llamada presunción. Esto
ocurre cuando la persona "presume" de una Integridad del Yo sin afrontar de hecho
las dificultades de la senectud.
La tendencia maligna es la llamada desdén. Erikson la define como un
desacato a la vida, tanto propia como la de los demás.
Si la crisis se supera con éxito tendremos personas con un fuerte sentido vital, convencidas de que su vida ha tenido sentido, capaces de integrarla y preparadas para dejar el mundo.
Si la crisis no se supera lo que tendremos son personas que no están preparadas para morir y cuyos recuerdos se almacenan sin ningún orden y conexión. Un desarrollo negativo de esta etapa lleva a la desesperación y al sentimiento de haber desperdiciado oportunidades en su vida. Las personas que fracasan en la consecución de esta etapa tienen la convicción de que deberían haber vivido de forma diferente, lo que lleva a no aceptar el final. Se sienten dispersos, desesperados, como si su vida no se hubiese cerrado y con la sensación de que aún no pueden irse. Esto se puede comprobar en el caso de mayores que cuentan historias incoherentes, sin conexión entre ellas, o repiten muchas de ellas. Es un acto fallido de llevar a cabo la integración.
Fuentes de consulta:
http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/erikson.htm
http://psicopsi.com/Erik_Erikson_Teoria.asp
http://eerikson.weebly.com/integridad-vs-desesperacioacuten.html
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